Dedicar todo
Cuando jugaba baloncesto en la universidad, cada año, al empezar la temporada, tomaba la seria decisión de ir al gimnasio y dedicarme por completo a mi entrenador… es decir, hacer todo lo que me pidiera.
Aliento de vida
Una mañana fría y escarchada, mientras caminábamos con mi hija a la escuela, nos encantó ver cómo nuestro aliento se convertía en vapor, y nos reíamos ante las diferentes figuras que podíamos hacer. Ese momento me pareció un regalo, tanto por el deleite de estar con ella como por estar viva.
Un tesoro para compartir
En marzo de 1974, mientras cavaban un pozo, unos granjeros chinos descubrieron algo sorprendente: sepultados en el terreno seco de China central, estaban los Guerreros de Terracota: unas esculturas de terracota en tamaño real que datan del siglo iii a.C. Este extraordinario hallazgo incluye unos 8.000 soldados, 150 caballos de guerra y 130 carros tirados por 520 caballos. El lugar se ha convertido en uno de los sitios turísticos más populares de China, visitado por más de un millón de personas cada año. Este asombroso tesoro estuvo escondido durante siglos, pero ahora se comparte con todo el mundo.
Sombras largas
Hace varios años, nos hospedamos con mi esposa en una rústica hostería de los remotos valles de Yorkshire, Inglaterra. Estábamos con otras cuatro parejas, todas británicas, a quienes acabábamos de conocer. Mientras tomábamos un café después de cenar, empezamos a conversar sobre nuestros trabajos. En aquel entonces, yo era director del Instituto Bíblico Moody, en Chicago, y supuse que nadie conocía la institución ni a su fundador, D. L. Moody. Cuando dije el nombre, todos respondieron sorprendidos y al instante: «¿De Moody y Sankey… de ese Moody?». Otro huésped agregó: «Nosotros tenemos un himnario de Sankey, y nuestra familia suele reunirse junto al piano para cantar esos himnos». ¡No podía creerlo! El evangelista y su músico habían tenido sus reuniones en las Islas Británicas hacía más de 120 años, y su influencia aún seguía.
Encontrar la vida
L as palabras del padre de Ravi fueron muy duras: «Eres un fracaso total. Una vergüenza para la familia». En comparación con sus talentosos hermanos, a Ravi lo consideraban una desgracia. Entonces, intentó destacarse en los deportes, y lo logró, pero seguía sintiéndose un perdedor. Se preguntaba: ¿Qué va a pasar conmigo? ¿Soy un fracaso total? ¿Podré salir adelante de alguna manera, sin sufrir? Estos pensamientos lo atormentaban, pero no se lo dijo a nadie. En su cultura, no estaba bien hablar con otros de sus sentimientos. Le habían enseñado: «Mantén en secreto las angustias y permanece firme cuando tu mundo se derrumbe».
Valles de bendición
El artista francés Henri Matisse sentía que su labor de los últimos años de su vida lo representaba mejor. En ese tiempo, ensayó un nuevo estilo, creando pinturas coloridas y de gran tamaño hechas con papel en vez de pintura. Luego, decoró las paredes de su habitación con esas imágenes relucientes. Para él, fue importante porque le habían diagnosticado cáncer y solía estar confinado en su cama.
Perder para encontrar
Cuando me casé con mi novio inglés y me mudé a Gran Bretaña, pensé que sería una aventura de solo cinco años en una tierra extraña. Nunca soñé seguir viviendo aquí casi 20 años después ni que, a veces, sentiría que había perdido todo al despedirme de mi familia y amigos, de mi trabajo y de todo lo conocido. Pero, al perder mi vida anterior, encontré una mejor.
Crecer en el viento
Imagina un mundo sin viento. Lagos calmos; hojas caídas que no vuelan. ¿Esperaría alguien que un árbol cayera de repente? Sin embargo, esto fue lo que sucedió en un gran domo de vidrio construido en un desierto. Los árboles dentro de esa burbuja sin viento, llamada Bioesfera 2, crecían más rápido de lo normal, hasta que, repentinamente, colapsaban por su propio peso. Los investigadores explicaron la razón: esos árboles necesitaban la presión del viento para crecer fuertes.
Recuerda cuándo
Nuestro hijo luchó con la adicción a las drogas siete años, y, durante ese tiempo, mi esposa y yo enfrentamos muchos días difíciles. Mientras orábamos y esperábamos que se recuperara, aprendimos a festejar las pequeñas victorias. Si nada malo pasaba en un lapso de 24 horas, nos decíamos uno al otro: «Hoy fue un buen día». Esa pequeña frase se convirtió en un recordatorio para dar gracias a Dios por su ayuda en las cosas más pequeñas.
Nada escondido
En 2015, una empresa de investigaciones afirmó que había 245.000.000 de cámaras de vigilancia instaladas en el mundo, y que este número aumentaba 15% por año. Además, millones de personas captan imágenes con sus teléfonos celulares, desde fiestas de cumpleaños hasta robos a bancos. Ya sea que celebremos tener más seguridad o que censuremos la pérdida de privacidad, vivimos en una sociedad global con cámaras por todas partes.